domingo, 26 de abril de 2020

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”
‭‭S. Juan‬ ‭16:33‬ ‭RVR1960‬‬
Estoy tomando un café después de un día más de cuarentena, algo nada fácil de vivir en estos tiempos. El café es una herencia de mi mami, quien fue llamada a la presencia de Dios en el mes de Febrero.
Hoy contemplo mi taza y quizá es algo que me mantenía unida a ella de una forma especial, preparaba un café inigualable, aún no alcanzo a entender por qué sabía tan delicioso.....
Escribo desde la nostalgia, desde los anhelos no cumplidos de sanidad hacia ella, sin la respuesta de un milagro, lo anterior, desde mi punto de vista carnal, de aquel que no tiene propósito. 
Ha sido un año muy difícil para mi, el perder a mi madre ha dejado un vacío increíble en mi alma, es algo que aún no puedo explicar con palabras, ha sido una época de desierto donde mi único oasis han sido mis lágrimas elevadas en muchas oraciones.
Contradictoriamente ha sido una etapa de grandes aprendizajes y crecimiento, de aceptación de los errores, del auto perdón y resiliencia.
Ha sido un privilegio vivir en constante formación, en donde cada pulida ha dolido hasta el alma, en donde he podido experimentar el escuchar su voz advirtiéndome peligro o inclusive regañándome por algo que se no es correcto, en seguir sus patrones y recetas.
Hay muchas cosas que puedo admirar de ella, siempre fue amable, cariñosa, tierna; invaluable, sin embargo 2 cosas sobresalen: su fidelidad a Dios y la capacidad de ayudar al necesitado aún sin que se lo pidieran.
Cuando pienso en su fidelidad a Dios, viene a mi mente el recuerdo de aquel día en que sacó de nuestra casa 2 imágenes religiosas que había heredado, pues ahora conocía de cerca a Dios y pudo comprender que no había necesidad de intermediarios, lo que le valió la desaprobación e inclusive el juicio de quienes la rodeaban en esa época, en pocas palabras, defendió su fé, arriesgando la identidad familiar, eso fue admirable.
Siempre estuvo pendiente para ayudar al necesitado a través de consuelo, palabras de ánimo y se desprendía de lo material si alguno más lo necesitaba.
Por qué escribo lo anterior, porque estoy pasando aflicción, siendo hijos de Dios no somos inmunes, al contrario, experimentamos difíciles procesos y pasamos por desiertos que siempre tienen propósito y formación.
No ha sido fácil pero he sido moldeada increíblemente y he conocido fortalezas que ni siquiera yo sabía que existían, también llega la duda, la incertidumbre de saber si podré salir adelante, pero es justo aquí donde reconozco que la Paz de Dios que sobre pasa todo entendimiento es y será la columna donde me apoye, mi único Refugio.
He podido experimentar que El ha vencido al mundo, a la muerte misma y que tiene asegurado para nosotras un futuro donde podré abrazar nuevamente a mi mami y decirle gracias, intenté parecerme un poquito a ti.
Si estás pasando por desierto, anímate nuestro Dios ha vencido al mundo, ten paz y confía en El.